viernes, 19 de junio de 2015

Fase-C - Día 4



Seguimos viaje por las cinque terre, desfilan ante nuestros ojos, pueblos coloridos encaramados en la montaña, un día fueron de pescadores, hoy casi no lo son, pero su aspecto inmutable lo sigue pareciendo.

 

En Portovenere, vamos a tierra para visitar el pueblo, su castillo de los Doria y las iglesias. Una belleza TOTAL, las casas, el entorno, la vegetación, el mar. Todo forma un conjunto armónico, en el cual se integra nuestro barco y nosotros mismos.

 







Algunas alcaparras ornan las murallas con sus flores, precisamente sus capullos son lo que nos comemos.



 


 


Una extraña escultura de un querubín, no se sabe si tiene alas en la cabeza o plumas en las orejas. Barry parece que ha encontrado la mujer de su vida…

En el claustro-mirador de la iglesia un músico toca el arpa, momento mágico, sin gente. Una viejita hace barcos con cáscaras de nuez, le compro una, al menos sé que esta no está hecha en China. Me acuerdo de esta oración:

         “Señor tu mar es muy grande,

          Mi barca muy chiquita,

          Acuérdate de mí”














Posamos en este encuadre y en otro que nos perpetúe en la memoria este lugar.








La siguiente parada en LERICI, fondeo y baño. Vamos al castillo, pero está en reparación, no obstante las vistas son fantásticas. Nos tomamos un helado, de esos tan ricos que solo pueden hacer en Italia.







Por la tarde navegamos casi sin viento hasta la MARINA BOCA DI ARNO en Pisa donde llegamos a las diez. Es una marina reciente, que no figura en ningún sitio. Allí nos tomamos un gintonic y a la cama, mañana toca día de turisteo.



MARIÀ


Bueno una nueva etapa y nueva tripulación en parte conocida, Clarisa y Alfonso, de  nuevos Cristina amiga de  la pareja, Ximo un valenciano con el que he congeniado en seguida y Barry del que ya os hablé.

Finalmente partimos de esa maravillosa ciudad que es Genova con la que tuvimos nuestros más y nuestros menos años ha.

Al despertar el 18 en el barco resulta que somos nueve y no siete.

Resulta que me han adoptado a una pareja de amigos. Renato un genovés mu listo y Encarnita una española que trabaja en Berna y los llevamos a porto fino que es mu fino ¡ecs! Un poco mas i nos sueltan a los perros, encontramos fondeadero más adelante en otro pueblecito precioso sin los rostros pálidos que allí había, el silver wind de esos de ha vela ecológicos ellos, me rio yo de su ecología, y un MSC de esos grandotes, ellos se lo coman.

Pasamos por unos pueblos situados en lugares imposibles y fatales para mí, por la inclinación y escaleras de sus calles que ascienden desde el mar hacia la montaña, donde en pequeñas terrazas se vislumbran unos viñedos de los que habrá que probar sus caldos, que deben ser néctar de dioses.

Hoy 19 seguimos nuestro periplo.




JOAQUIN


Esta foto es de Camogli, un pueblo que visitamos en tren desde Genova, y donde comimos, estupendamente, en la misma playa siguiendo la recomendación de Giacomo.




Fondeamos en Portovenere, que se encuentra frente a la isla Palmaria, un pueblo pequeño pero muy bonito, con un castillo del cual Marcelino nos ha contado pelos y señales, que enriquecen aún más la visita.





De Portovenere seguimos hacia Lerici, donde fondeamos y aprovechamos para tomar un baño, que nunca viene mal, disfrutar de la artesanía italiana en forma de helado y comprar mejillones para cenar esta noche, preparados por el Chef Mariá.



CRISTINA


Un par de días a bordo del Raw Prawn han sido suficientes para darme cuenta de que no es un barco al uso, por lo menos no como ninguno en los que he navegado nunca. Por muchas razones. Empezando por el propio barco, con su solera, sus miles de pegatinas y barquitos adosados a las paredes reflejando la cantidad de millas que lleva a cuestas, sus gadgets y sus infinitas curiosidades que lo convierten en un barco “trabajado” y marinero con todo lo que eso implica.

La tripulación, que siendo cada uno de su padre y de su madre se amolda perfectamente a la convivencia, cosa fundamental en cualquier singladura larga, aunque de vez en cuando tenemos que alternar idiomas para que Barry esté al tanto de nuestros chascarrillos y conversaciones.

La navegación, por el momento plácida y sin contratiempos. El viento brilla por su ausencia y cuando hace acto de presencia, siempre viene de la dirección más inadecuada. Sin embargo, eso no merma en absoluto el balance final del día, ya que se alterna entre la propia navegación y las bajadas a tierra para ver monumentos, pasear por las calles de los preciosos pueblos.

Nuestro capi, que en su pozo sin fondo de anécdotas, siempre tiene alguna a punto para cada ocasión.

En resumen, mis primeras impresiones no pueden ser mejores. Es lo que yo definiría como un perfecto “turismo náutico”. ¿Se puede pedir más? Pues si se trata de pedir, quizá algo más de viento pero por lo demás…



CLARISA


REENCUENTROS

Hace casi un año (cuanto tiempo ya) que embarqué en el Raw Prawn-. Está igual, como lo recordaba, con sus espacios acogedores que evocan un mismo lugar de encuentro y sus dolencias conocidas.

ENCUENTROS

Con personas conocidas, risas, abrazos y recuerdos de momentos especiales y de días compartidos en tareas repetidas. Abierta a conocer gente nueva de la que nada sabes y que…al poco tiempo pasan a ser conocidos, reconocidos y se convierten en compañeros de fatigas.

Qué placer encierran estas vivencias.

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