Parece como si “alguien” hubiera
querido hacernos un homenaje, de esos inesperados, que constituyen una
sorpresa. Consistió en una sesión de fuegos artificiales al término de la cena,
tal vez fuera para celebrar la magnífica tortilla de patata, calabacín y
cebolla que nos hizo Marià. Fuera por el motivo que fuera, nos gustó ver esas
chispas multicolores, que se reflejan en el mar frente a nosotros.
Tengo que corregirme, dije que
ayer sería el último día de navegación, cuando en realidad será hoy, aunque como
solo son unas siete millas, parece como si no contara.
Arribamos a la isla de PRÓCIDA,
de cuyo puerto nos expulsa la GUARDIA COSTERA, no sin antes tomar algunas fotos.
Entramos en la marina para poner
gas oil y seguimos rumbo hacia PUERTO MISENO, al volver la vista se ve el
castillo que defendía el puerto:
En el cabo Miseno hay muchas
mejilloneras que cuelgan de contenedores de plástico.
Entramos en el puerto Miseno,
pero hay demasiados barcos fondeados y no nos gusta, optamos por la marina BAIOS,
que recuerda el nombre del timonel de Ulises, Está bien, aunque algo cutre para
los 75 € que nos cobran. Una fortaleza protege también la bahía.
Después de subir el dingui, lavar
la trinqueta y otras cosillas, comemos pasta que prepara Clari con fungui
porcini “boletus edulis” secos que compré en Génova. Luego toca siesta,
ducharse y dar una vuelta por el pueblo para organizar un poco el día de
mañana.
Por la tarde nos hacemos la foto “oficial” y de “uniforme”
nos vamos a tomar una cerveza a una terraza desde la que tenemos vistas al
castillo y al puerto.
Después vamos a cenar a un restaurante del puerto, la cena
fue magnífica tanto por la comida por el ambiente. Una última copa en el barco
y el día toca a su fín.
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