Como hay
mercado y Giacomo quiere prepararnos un plato de pasta a base de pescados y
mariscos vamos para allá, de paso suministramos el barco de todo lo necesario,
ya que hasta Génova puede que no entremos en más puertos.
Una vez
preparadas las comidas para cuatro-cinco días, salimos hacia las CALANCHES.
Esta palabra de origen provenzal “CALANCO” define a un valle fluvial, inundado
por el mar. Son calas de paredes verticales. Se consideran como uno de los
lugares más notables de Francia.
Esta es la
receta de la BULLABESA, que figura en nuestra página:
Se limpian los pescados, se les quita la piel y espinas y se cortan en trozos regulares.
Se
raspan los mejillones y bien lavados se les da un hervor con una copa
de vino blanco. Se retiran cuando abren, se quita la cáscara y se
reserva el jugo que sueltan.
Se cortan las patas de los cangrejos y se cortan los cuerpos por la mitad.
En un recipiente se pone: la carne de los mejillones, los langostinos, los cangrejos, los salmonetes, el cabracho, el rape y
el mero; ya cortados de antemano y se rocía con el caldo de cocción de
los mejillones, sal, pimienta, azafrán, laurel, eneldo, tomillo, ajo
machacado un poco de vino blanco, el zumo de medio limón y el chorrito
de pastis. En este adobo se dejan un par de horas.
Todos
los desperdicios del pescado y mariscos, se ponen a hervir con unos
trozos de cebolla, zanahoria, un tomate, la cáscara de naranja seca y
una rama de perejil durante una hora.
Se
pasa el caldo por un colador y se reserva (preferiblemente en la
nevera, para que enfríe, casi todos los guisos mejoran al
recalentarlos).
En
una cacerola se pone aceite caliente, se agregan los puerros y la
cebolla y el eneldo cortados en tiras finas y un diente de ajo muy
picado; se deja rehogar lentamente y se añade el otro tomate sin piel ni
pepitas y cortado en trozos pequeños, se deja cocer unos minutos. Se
agrega el litro y medio de caldo de pescado se pueden añadir las patatas
cortadas en rodajas, cuando casi están cocidas,
se añaden los pescados en maceración. Se deja cocer unos diez minutos
(depende del tamaño del pescado), se retira y se cuela.
Previamente,
se corta el pan en rebanadas finas, se frotan con un diente de ajo y se
untan con un poco de aceite, se meten en el horno y se doran un poco.
En
un recipiente se ponen dos yemas de huevo con la nata (o leche
evaporada), se añade poco a poco algo del líquido del pescado y se bate
lentamente para que no cuaje y se añade a la sopa.
Se
sirve en una bandeja el pan y las patatas cocidas, en otra el pescado y
en la sopera (bien caliente) se pica un poco de perejil por encima.Cada comensal se sirve la sopa, añade el pan y pescado a su gusto.
Nota importante.- Si
se dispone de agua de mar, se puede utilizar para la cocción del
pescado, mezclando la mitad con agua dulce; en ese caso no se pone sal.
Otra nota.- Los pescados pueden ser esos u otros de los que se disponga: merluza, sargo, salmón,
besugo, lubina, abadejo, rubio, pez de San Pedro, y otros pescados de
roca pequeños para el caldo (morralla). En cuanto a los mariscos, se
pueden añadir unos erizos, que dan una untuosidad y plenitud gustosa
(excepto entre los meses de mayo a agosto); unas cigalitas tampoco le
vienen mal o cualquier otro animal de esqueleto externo.
Nota final.- Aunque
se puede tomar en cualquier sitio, es preferible disfrutarla mirando al
mar, sin prisas, con buen vino blanco seco y por supuesto en buena
compañía.
Addenda.-
Se da por supuesto que después de comer, no hay nada mejor que hacer
que la digestión con una copita de aguardiente en charla indolente
esperando que el dulce sopor invada la reunión y poco a poco la
parroquia vaya rindiéndose al sueño, para al despertar evocar los dulces momentos pasados y planear otros futuros.
Confío
que podamos prepararla tal cual está descrita, pero si así no fuera,
recordar que (hay muchos tipos de bullabesas) y que todas salen buenas;
si a pesar de todo sale mal, siempre os cabe la posibilidad de tirar al
agua al cocinero como desagravio a Neptuno que puso en sus manos buenos
materiales y que su ineptitud desaprovechó.
El
día que redacto estas líneas (unos tres meses antes de iniciar el
viaje), no puedo por menos que evocar la escena. Dios perdone mi
ansiedad.
No se si tendremos oportunidad de
prepararla, pero por si acaso aquí está.
El día ha sido recorriendo CALANCHES,
siempre con el viento de morro. Ante nuestra proa pasan las de SORMIOU, MORGIOU
,CAL D’EN VAN, CAL DE PORT PIN, CAL DE PORT MIOU. En esta última había boyas de
fondeo, pero a 37€ y además el sitio no nos convencía. Otra opción era el PORT
DE CASSIS ,pero estaba abierta al mar y los barcos allí fondeados se movían
demasiado.
Finalmente optamos por dirigirnos a la
bahía de BANDOL, que parece ofrece un buen refugio al viento del SE que se ha
levantado por la tarde. Un poco penosamente llegamos allí a las 8.
Afortunadamente había boyas gratis
Giacomo
Bueno, ya se comentó que el león del
golfo ha sido manso a nuestro pasaje, cosa que me daba preocupación por haber
oído historias borrascosas de navegantes que lo recorrieron anteriormente.
Estaba muy ilusionado por ver Marsella
desde hace tiempo y la ciudad no me decepcionó para nada. Además me sorprendió
gratamente el carácter abierto, disponible y las caras sonrientes de sus
habitantes, los cuales más que franceses, que en mi experiencia difieren en los
rasgos que cabo de explicar, definiría mediterráneos. Una ciudad que se deja
oler y descubrir al pasar por sus barrios antiguos y edificios decadentes que hacen
intuir historias apasionadas y donde la presencia del mar es omnipresente.
“Marsiglia,
aveva pensato allora, è una donna che si offre a chi arriva dal mare”.
(Jean-Claude Izzo, Marinai Perduti)
El martes por la mañana me desperté muy
pronto para ir a fotografiar al mercado de pescado que hacen en el puerto
viejo, pero por mi sorpresa los vendedores empezaron a llegar sobre las 7:30.
Desde pequeño me atraen los mercados de pescado, ese olor mixto a gritos que
siempre me han llamado la atención. Aquí llegan los barquitos pequeños al
muelle, sacan los peces de las redes de pesca y los colocan sobre los bancos. Ahí
van unas fotos que hice ese día.
Talín
Estamos fondeados en Bandol donde
pasaremos la noche. Es una ensenada muy tranquila y con un mar perfecto para un
baño nocturno.
Disfruté mucho nuestro paso por L´Escala,
el gin-tonic en la playa, el paseo por las ruinas de Ampurias y sus calitas de
vuelta al barco. Se agradece que aunque Marià no nos siga en todos nuestros pasos,
nos reencontremos en algún punto y podamos compartir un plan común ya más
tranquilo.
Tuvimos mucha suerte al ver la casa de
Dalí en Port LLigat. Fuimos dando un paseo desde Cadaqués y sin tener reserva
pudimos entrar nada más llegar. Fantástico el entorno!!!
En travesía cruzando el Golfo de León,
aprovechando que no había viento que nos mantuviera concentrados, el wc de
proa decidió darnos faena y nos pusimos
manos a la obra con él. Rápidamente el patrón nos cogió a Giaco y a mí de
ayudantes y desmontamos y limpiamos las tres tuberías; toda una tarde de
faena!!!! Ya está listo y en perfecto estado de revista para las siguientes
tripulaciones!!!!
Marsella perfecta. La primera noche en
Pomegue fuimos nadando Giaco y yo a coger el barco que nos llevaba a Marsella y
nos fuimos perdiendo por sus calles descubriendo rincones muy sugerentes. Al
día siguiente continuamos la visita con Marce y su sabiduría (que en tantos
otros ratos nos acompaña y a nosotros nos encanta)
Bueno, lo dejo aquí, que me dejan sin
gin-tonic……..
No hay comentarios:
Publicar un comentario