Fin de mes.
Toda la noche danzando. El barco no ha parado de moverse, menos mal que no
hacía viento y las olas eran inapreciables, los tripulantes acunados por esa
poderosa mano, han dormido plácidamente.
Hoy seguiremos
ganando norte para acercarnos a nuestro destino. El libro de a bordo, ya está
encima de la mesa, eso anuncia cambio de tripulantes, la tradicional sensación
agridulce me invade. Por un lado pena por despedir a los que se van, por otro,
alegría por recibir a los que se incorporan. En esta ocasión, el placer
adicional de ver en la cena del día 2 a algunos tripulantes veteranos que este
año no se embarcan. Pero como para eso todavía nos faltan dos días, pensemos en
el presente.
Las anclas
zarpan sin problemas y empezamos la navegación a motor rodeando el delta del
Ebro hasta llegar al faro de Tortosa camino del fondeadero de l’Ampolla. Allí
espero ¡por fin! botar nuestro chinchorro con todos los honores y ceremonial
que se acostumbra al poner un barco en el mar por primera vez (la utilitaria
del puerto de Valencia no cuenta).
Durante el
camino vemos un pez luna, que a pesar de ser bien grande debía ser un bebé.
Comemos unas
judías pintas con beicon, especialidad de Marjo.
Llegamos a
L’Ampolla y fondeamos en la punta del fango, ni siquiera aquí el ancla de arado
engancha, tendré que pensar en una nueva…
La ceremonia
de botadura transcurre sin los sobresaltos típicos: ¡EL BARCO FLOTA!, se le
pone el nombre de CHINCHO, con el cual será conocido a partir de ahora.
Para cenar un
delicioso CHATEVIN (mañana habrá explicación sobre este plato) que hizo las
delicias de la tripulación, que aclamaron con un par de vueltas al barco
“ruedo” a su creadora, la “marmitona” Sintry.
MARJO
QUE HONOR. He
sido la Madrina del nuevo barco auxiliar del Raw Prawn que fue bautizado con el
nombre de CHINCHO. Esta fue idea de Manuel y nos pareció a todos un nombre
estupendo. Le echamos un chorrito generoso de Cava y el resto para la
tripulación. Nos supo a poco. En mi discurso que preparé concienzudamente le he
deseado a Chincho una larga vida, visitando muchos países distintos y
conociendo a mucha gente de todo el mundo y sobre todo… ¡qué dure mucho!.
Después Marcel dio una vuelta con Chincho alrededor del barco y un paseo (según
la opinión de Sintry cortísimo) con ellos dos. Parece que todo funciona
estupendamente.
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