martes, 12 de mayo de 2015

Preliminares - Día 6



Ayer nos pudimos conectar, ¡ya aparece la marca de posición del barco, aunque esté en tierra firme! Mandé la crónica a Josu, seguro que ya está publicada.


Compramos medio kilo de gambas y un pargo de dos kilos que nos zampamos trasegando dos botellas de vino de Rueda.



Hoy amanece con calma total, ya me empiezo a preocupar por esta bonanza, no sea que se acabe cuando empecemos a navegar, ayer me olvidé de bajar el GRIB, pero hoy sin falta tengo que hacerlo.


En cuanto a los trabajos, si todo va bien ¡I’m shalá!, vendrá el experto en fibra, para reparar las fisuras de la pala del timón; el electricista y el mecánico para unas cuantas cosas pendientes y otras que irán surgiendo.


Yo tengo que rellenar de grasa el cuerpo de la hélice, a la que ayer cambié el ánodo.


Mis tripulantes seguirán con las tareas de adecentamiento, entre las cuales destaca: 


* Lijar la regala para barnizarla y repararla.

* Limpiar las defensas

* Lavar las amarras

* Ordenar el área de la cocina

* Limpiar el reloj (el de la HRB) y el barómetro.



En general hemos podido cumplir bastante de lo previsto, incluso han venido el mecánico y el electricista adelantando tarea, que espero quede casi terminada mañana.

Esta noche: coquinas, cigalas y chipirones…



MICHE


Sigue la tarea de arranchar el barco. Es una forma de descubrir lo que es una embarcación realmente apasionante. 
Desde la atención a lo minúsculo, como un pequeño goteo de agua, hasta la conexión con las redes mundiales de satélites, todo requiere atención. Por supuesto, a los principiantes nos tocan tareas fáciles; todavía no hemos fregado la cubierta pero ya nos tocará: de momento con quitar pinturas y barnices viejos y prepararlos para una nueva capa tenemos bastante. Eso, después de desprecintar las escotillas y limpiar los restos de pegamento -de tres tipos de cinta adhesiva distintos- tenemos bastante. 

De momento  mi mujer, Sintry, y yo ya hemos aportado nuestro granito de arena a la seguridad del barco. Ella descubrió una vía de agua, al notar agua en los pies en una zona próxima a la cocina. ¡Agua en el área habitable!: eso sería de alerta máxima por regla general, pero no lo es para nosotros, que tenemos en barco sobre soportes en el varadero. Con gran frialdad, Sintry buscó su origen y lo encontró en una picadura en la cubeta del fregadero. Un poco de soldadura en seco y asunto arreglado: Marce tiene soluciones -y repuestos- para todo.

Por mi parte, descubrí que un tornillo de sujeción de la antena de radar faltaba; de nuevo los repuestos de Marce lo solucionaron; los otros tres tornillos pudieron descansar de su ímproba tarea de sujetar la antena ellos solos.

Como veis, el Raw Prawn prácticamente no tiene defectos. ¿Queréis saber lo que más me sorprendió al entrar en él? Que se trata de un barco vivido. Se nota en todo; en que, como la habitación de nuestros hijos, está lleno de pegatinas y recuerdos por todas partes (fijos en su sitio: en un barco no puede haber nada suelto); en que las marcas de uso y desgaste están donde deben estar; y en la diferencia con algunos barcos de fin de semana en el tipo de cosas que aparecen por todas partes: mucha electrónica, piezas y herramientas variadas, envases reciclados... 

Desde luego, es un barco con muchos miles de millas a sus costillas (¿o deberá decir cuadernas?), y en su exterior se nota que está “navegado”; pero, en su interior, es realmente, un barco vivido.
Bueno, la lijadora me espera; basta de divagar por hoy.

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