Ayer no nos dio tiempo a barnizar, lo tendremos que hacer
hoy antes de salir a recorrer el estrecho y recoger a Andrea en TÁNGER.
Es el último amanecer de la fase PRELIMINAR, mañana cuando
vuelva de dejar el coche en Ceuta con Manolo, empezará la FASE A y con ella el
viaje.
Parce que todo está en orden, incluso el pronóstico
parece bueno, hoy ha amanecido levante, pero parece que cesa mañana por la
tarde, es decir podremos salir en la madrugada del martes.
En Valencia queda recoger el nuevo dingui, bajar el viejo
y recoger todas las cajas que llevé allí. En Barcelona montar la veleta y otras
cosillas menores. Entonces empezará la FASE B, pero para entonces mucha agua
habrá corrido bajo nuestra quilla.
Los chicos hemos terminado de barnizar el suelo, mientras
las chicas se han ido de compras. Salimos Hacia Tánger por la costa, bastante
viento y niebla, hacen que las vistas no sean las mejores, no obstante tanto a
Sintry como Miche, les gustan.
Decidimos ir a comer a ASSILA, en CASA PEPE nos sirven
una BASTELA excelente (comida de bodas, como una empanada con hojaldre cubierta
de azúcar y canela). Nos damos una vuelta rápida por la ciudad con el tiempo
tasado.
Llegamos al aeropuerto con media hora de retraso, pero el
avión todavía no ha llegado, lo peor es que tampoco ha salido de Madrid y no se
sabe lo que pasará, como tampoco hay WIFI, no nos podemos comunicar con Andrea.
Paciencia, a esperar.
Menos mal que el retraso no es tan grande, solo dos
horas. Juntos vamos hasta M’Diq para conectarnos y enviar la crónica. También
miramos el GRIB. El pronóstico es viento de levante fuerte a partir del jueves,
por lo que entonces deberemos haber pasado el cabo de Gata.
MICHE
Retomo mi relato resumiendo las experiencias del viernes,
15, al domingo, 17. La vuelta del barco al agua fue la principal. No se estaba
mal en la explanada del varadero, pero el sitio natural de los barcos es el
mar. Y, al acercarse el momento de la partida, el repaso final se hace más
natural con el barco flotando.
Las cosas van tomando forma. Son acciones sencillas, como
poner pilas nuevas en equipos portátiles, comprobar el funcionamiento de la
electrónica de navegación o fijar en su sitio los equipos de seguridad; la
sensación de que dentro de un par de día todo ello estará en uso te apremia
para entender mejor como funciona cada cosa, y te hace ver lo poco que sabes.
¡Y aún no hemos entrado en cabos, jarcias, y demás parafernalia de la
navegación a vela!
Hablando de cabos, hay que ver lo diferente que es hacer
un nudo en casa para practicar, y
sujetar con un nudo algo para que quede firme en un barco. Resulta que lo más
importante de los nudos marineros es que puedan deshacerse fácilmente, dando
por supuesto que no van a aflojarse solos. Lo que te obliga a pensar un paso
más allá, algo siempre conveniente en cualquier circunstancia. Es lo mismo que
poner cada cosa en su sitio, en previsión de necesidades futuras, o de evitar
golpes y resbalones causados por descuidos tontos. En el microcosmos del barco
todo ello tiene un sentido difícil de ver si no es desde dentro.
Y ya estamos dentro. La preparación del barco nos está
preparando a nosotros mismos. Esa es la primera lección marinera de este viaje.
Seguiré tratando de compartir esta y otra experiencia en estas páginas.
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