Ayer miré el GRIB, el pronóstico es bueno hasta el
domingo (último día), que parece que entra LEVANTE, en otra página (de
predicción mas lejana) dice que a partir del martes habrá poniente suave) ¿será
verdad? Poco a poco se irán desvelando las intenciones de Eolo.
Anoche mientras tomábamos el gintonic preceptivo, vino un
francés bastante alterado diciendo que se le estaba inundando el barco; no le
pudimos prestar ayuda, ya que no íbamos a desmontar las bombas de achique
nuestras. Le recomendé que buscara al vigilante nocturno y que él llamara al
jefe del astillero que seguramente podría ayudarle. Al cabo de un momento
volvió para pedirme un cable eléctrico largo, saqué mis 50 metros de
“emergencia” fui con él. Pudimos conectar una bomba de 220 V, que sacan gran
cantidad de agua, pero ¡oh sorpresa, era dulce! La explicación es que quisieron
llenar los tanques de agua y se olvidaron la manguera. ¡Menos mal que se quedó
en un susto!
Espero que hoy vengan para reparar la fisura del timón,
tanto en la pala como otra pequeña en el casco y pueda abrir la tuerca de la
mecha y rellenarla con la grasa que me trajo Bob de USA.
Supongo que también quedarán terminados los trabajos de
mecánica y electricidad del motor. El cambio de aceite, debe hacerse en el mar,
ya que hay que arrancar el motor, removerlo bien para que se vayan todos los
posos.
Pintaré la hélice con dos productos que me ha regalado mi
amigo portugués para que no se le peguen escaramujos o algas.
Vamos el día de trabajo “normal”. Como siempre cruzo los
dedos y voy respirando a medida que al menos lo importante se va resolviendo,
si podemos barnizar el suelo del salón algún día, bien; si no se hace, no pasa
nada.
Todo ha ido bien:
- Pala del timón arreglada la fisura
- Cambiados y limpiados filtros de agua y gas-oil
- Limpiado y engrasado el motor de arranque
- Fijados los nuevos tornillos de la chumacera.
- Sujetado bien el segundo alternador que vibraba
- Soldada la nueva pletina de la escalera de baño, para sustituir la perdida
- Arreglado el fregadero que tenía un poro y caía agua abajo
- Lavadas las mangueras de luz y agua
- Pintadas las maderas con la primera capa de barniz
- Instalada (a medias) la capota reparada
Total que el barco está en su punto máximo de desorden,
confío que a partir de ahora poco a poco vuelva a ser un barco habitable. Menos
mal que la tripulación se lo toma con calma y acepta todas estas tribulaciones
con humor y entereza, todavía no hay rebelión a bordo.
La salida al pueblo supone un cambio de escenario muy
conveniente. La ducha, cambiarse de ropa, coger el coche y cenar, es una
aliciente.
Por la noche una última charla hasta que se nos cierran
los ojos.
SINTRY
Hola a todos, estamos aquí los cuatro jinetes de la
Apocalipsis. Las cosas no pueden ir mejor, el Patrón sabe mandar y eso se nota,
las cosas van sobre ruedas (es decir encima de los andamios). (Paro un minuto
que me pasan la primera cerveza de la tarde y eso es lo más importante después
de la ducha y con la sensación del deber cumplido, es decir, del trabajo
hecho). Retomo lo que estaba contando,
la cosa aunque va de duro trabajo es divertida y reconfortante. Hay que venir
y hacer esta revolución cultural a la
cubana, para poder disfrutar después del viaje en toda su plenitud. Marjo y yo
lo recomendamos de corazón. Por lo demás la vida en este pequeño entorno sigue
feliz y esperanzada en el futuro.
Mañana será otro día. Buenas tardes-noches.
MICHE
Nos
estamos amarinando a pasos agigantados. Ya tenemos una anécdota de casi
hundimiento cercano, de un barco vecino. Anoche llegó el patrón de otra
embarcación pidiendo un bomba de achique portátil, porque se le estaba
inundando su embarcación, otro velero algo más pequeño que el Raw Prawn. No
teníamos, pero le facilitamos un cable eléctrico largo que también necesitaban.
Inmediatamente comenzaron las conversaciones sobre barcos hundidos en el
puerto, y todos recordábamos alguna. Éste al final no se hundió: la inundación
la producía la manguera de agua potable, que se había dejado abierta tras
llenar el depósito y estaba desbordando.
Moraleja: cuando se te inunde el
barco, prueba el sabor del agua, para tener la seguridad de que es agua salada,
que, por cierto, es lo normal.
Por lo
demás entretenimiento no nos falta. Hoy he tenido un trabajo “regalado”: lijar
la regala (je, je: es un chiste).
He dicho antes que esto de arranchar el barco
es la mejor forma de conocerlo, y es la pura verdad: a medida que avanzaba, y
movía unos u otros equipos, la historia del barco saltaba a mi vista: tres
anclas, dos a proa y una a popa, me recordaron que la navegación de altura
requiere valerte por tus propios medios; trozos de cabo cortados y dejados aquí
y allá, rememoraban operaciones
-¿provisionales?- de otros viajes. Los soportes de las cañas de pescar atunes
parecían estar pidiendo uso; y así sucesivamente: la plancha de acceso por popa
(un tablón); el viejo Dinghi; la bombonas de butano; y tantas otras cosas que
tuvieron que dejar paso a mi lijadora, iban despertando de su reposo invernal y
haciéndose presentes ante un curioso impertinente. El barco parece despertar y
estirarse un poco, al tiempo que le lavamos la cara.
Estamos
en Marruecos. El pueblo cercano M`diq (pronúnciese Mínic) tiene una gran playa,
un buen mercado de pescados y un incipiente desarrollo turístico, con paseo
marítimo incluido. Para Marce es como su segunda casa: va saludando a la gente
y conoce a todos los proveedores. Los atardeceres son agradables, y las cenas
magníficas, con pescados recién traídos, y ensaladas de productos locales.
Hemos cenado todos los días al aire libre, saboreando lo bien que sienta
sentarse (lo siento: “sienta sentarse”; sencillamente, salió un simple juego de
palabras).
Será
mejor que lo deje. ¡Hasta mañana, que será mi cumpleaños!
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