jueves, 14 de mayo de 2015

Preliminares - Dia 8



Ayer compramos un mero de dos Kg. Cenamos la parte central en rodajas a la plancha, no estaba mal, pero podían haberle sacado mejor partido. Con la cabeza y el cogote nos prepararemos hoy un arroz. También compramos tres langostas pequeñas, que nos servirán para celebrar el cumpleaños de Miche, es decir, hoy cenamos “en casa”.


Antes de acostarnos pudimos celebrar el aniversario del “muchacho” que pidió como regalo SER CAPITÁN POR UN DÍA, así que me temo que hoy se levantará a la hora que quiera y asumirá la responsabilidad, es decir “SE REBAJARÁ DE TODO SERVICIO MANUAL”, dedicándose a sus tareas habituales que son las intelectuales. 

Tanto Miche como su Sintry son doctores y catedráticos, es un privilegio “contratarlos” como, lijadores, barnizadores, limpiadores y cuantos oficios varios son necesarios en este microcosmos.

Parece ser que hay un calor tremendo en España, por aquí incluso fresquito. Hoy amanece con una buena niebla, pero enseguida despeja.





















Si todo va bien, hoy terminaremos con todo lo que se necesita hacer fuera del agua, así que espero mañana estar de nuevo a flote.
  • Poner la grasa especial que me trajo Bob de USA en la mecha del timón
  • Meter grasa a presión en el cuerpo de la hélice
  • Desmontar la escalera para lijarla y barnizarla
  • Dar otra mano de barniz a toda la madera
  • Ordenar lo de dentro, para poder barnizar el suelo y la mesa
  • Confío que la capota quede montada.
  • Limpiar las garrafas de gasoil, para suministrar el barco, ya que en el puerto ¡¡¡¡NO HAY COMBUSTIBLE!!!! Supongo que por falta de “liquidez”
  • Cuantas otras cosillas vayan saliendo

Lamentablemente el motor del dingui no arranca, la razón es que no le llega corriente a las bujías, es algo eléctrico, mañana seguiremos intentándolo, si no se arregla deberá ser en Valencia o en último caso en Barcelona. Este es un problema al  que tengo que encontrar solución.


Sintry prepara todo lo necesario para la cena, que a todos nos sabe a gloria bendita, ¡eso de recuperar nuestra cocina! Si encima la oficia una gallega… ¡que se quiten los creyentes en Alá! 


MENÚ:



  • Dos langostas cocidas, con salsa ¿tártara?
  • Arroz de mero y otra langostita













Acompañamos con dos botellitas de albariño reservadas para la ocasión.

En definitiva, un cumpleaños especial, lo mismo que lo fue para Bob el año pasado.
 



SINTRY


El 14 es un día especial porque cumple años Juan Miguel y se lo hemos celebrado como se merece. Celebramos una cena-fiesta en el salón con aperitivo y un rico arroz de mero.  Os cuento un poco como fue. Un par de Langostitas hervidas con una salsa Tártara al estilo Patrón. Excelente. De segundo arroz con langosta (la más pequeña de las tres que compramos) y mero sobre un caldo hecho con la cabeza del mero. 


Os paso la receta:

Preparar un caldo de pescado (hoy le llaman “fume” que es una cursilería) con la cabeza del Mero, el hígado etc. 
Dejar que el caldo se concentre bien y adquiera todo el sabor del pescado (unos 30 minutos a fuego medio. Bueno si tenéis más tiempo hacerlo a fuego lento y unos 45 minutos). 
Una vez que tenemos preparado el caldo dejarlo aparte cuidando que no se enfrié mucho. 

Preparas un buen sofrito con cebollita, pimiento rojo y un aire de ajo. Cuando coja color, rehogar bien la langosta (cortada en trocitos) y las tajadas del mero, todo ello a fuego muy lento para que vaya  soltando sus juguitos y se vayan mezclando. 

Cuando el pescado y la langosta tengan ese colorcillo rojillo echar el arroz y rehogara un poquito. 
Finamente añadir dos tazas del caldo del pescado hecho previamente por cada taza de arroz. Poner el fuego vivo para que comience a hervir y cuando lleve hirviendo 5 minutos pasar a fuego medio (tirando a bajo) y esperar 15minutos más. 
Apagar el fuego y dejar reposar10 minutos. En este tiempo muerto  comeros las langostas del aperitivo con un buen Albariño o Ribeiro. 

Buen Apetito. Y recordar “De la panza sale la danza”.


Creo que el cumpleaños ha sido un éxito y lo recordaremos siempre ya que ha sido único.


MICHE
Seguimos  con buen tiempo, y los trabajos avanzan. Hoy haremos el día completo en el barco, mañana le toca volver al agua y hay que acabar todas las tareas de seco. Pero estamos bien aprovisionados: tres langostas adquiridas ayer nos esperan para la cena. 

Ayer tuvimos un buen atardecer. Desde nuestra atalaya -recordad que el barco está sobre pontones-   tenemos mejor vista que desde el muelle. Es una pena que la puesta de sol sea sobre tierra, no sobre el mar; pero éstas las tenemos garantizadas en cuanto empecemos a navegar. Hoy es un día de sol rabioso, de esos de mucho protector solar. Sigo el refranero español,  ese que dice “quien a buen barco se arrima, buena sombra le cobija” (hay una ligera adaptación; adivinad cuál) me instalo y empiezo las faenas del día. 

La cena -de cumpleaños- trae una novedad importante. Resulta que el salón central no es lo que parece, no es un taller de repuestos ni un almacén de tránsito. Puede convertirse en comedor de gala si la ocasión lo merece, y hoy así ha sido. 
No está mal, de vez en cuando, vestirse bien: me he puesto unas bermudas, mucho más formales que el habitual calzón corto, y zapatos. 
Las chicas han estrenado unos vestidos largos, y las langostas han abandonado este pícaro mundo, acompañados de un vino albariño, reservado para la ocasión.


No se si os he dicho que tanto mi mujer como yo somos gallegos, y que ambos hemos nacido a cien metros del mar, ella en Vigo y yo en La Coruña. Nuestro contacto con el mar ha sido muy temprano, de niños, naturalmente en botes de remos. ¿Os imagináis la playa de Riazor con botes de pescadores? pues los había, y era uno de mis sitios de juego, en una niñez transcurrida en los últimos años cincuenta y primeros sesenta. 

Aquí, en el norte de Marruecos, he encontrado ese mismo tipo de actividad, con algunas técnicas iguales, como el palangre o el trasmallo, y otras distintas como el arrastre a mano desde la playa (que creo se usa o ha usado también en el levante español).

Estábamos con la cena. Al terminarla, abrimos una botella de Oporto, con la que cerramos en círculo España-Marruecos-Portugal, que fue un gran regalo de cumpleaños. Uno más, que pasa a la pequeña historia personal, llena de figuras geométricas (el triángulo Galicia -Canarias, Madrid; la espiral profesor-director-consultor-abogado) y  no tan geométricas,  como la vida misma. ¡Uff! empiezo a desbarrar. ¡Hasta la próxima!
 


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