Salimos a las cuatro de este puerto que no lo es, pero que
tanto nos ha gustado a todos. Para variar “viento en la nariz” menos mal que
suave. En Sarande hay que repetir las formalidades de entrada. Afortunadamente
todo se resuelve rápido y relativamente barato. El puerto son 60 € y un taxi
para todo el día 100 €, nos llevan la ropa sucia a la lavandería. Lo único malo
es que la ducha es única, pero hay agua en el puerto así que todo resuelto.
A las 10 salimos hacia Gjnokastra, vamos directamente a la
ciudadela, lo que es una ventaja, ya que vemos gente subiendo cuestas
empinadas, otros van en taxi. La fortaleza es de las más grandes de los
Balcanes, en ella hay también dos museos, uno del ejército y otro de historia.
También una cárcel, que impresiona al saber cómo se las gastaban con los
disidentes o incluso con los que no eran felices bajo el régimen comunista.
Recorremos algo el pueblo, entramos en la única mezquita que quedó del ataque de ateísmo del régimen que destruyó todo lo que olía a religión. También visitamos una casa de doscientos años tradicional de la zona.
Comemos en un restaurante estupendo y barato. Seguimos
camino por un valle cubierto de vegetación.
Llegamos a un manantial de agua, que da lugar a un río de
aguas limpísimas cuyo suelo variado da lugar a una paleta de colores, en su
cauce algunas islitas artificiales sirven como comedores.
Llegamos al barco y
recogemos la ropa limpia, salimos a dar un paseo por la ciudad.
Llegamos a Sarande. En el puerto no hay muertos para sujetar
el barco por lo que utilizamos el ancla de popa para tal menester. Las
autoridades portuarias son amabilísimas y nos buscan un taxi de siete plazas
para utilizarlo todo el día por 100€. También se encargan de llevar la ropa a
la lavandería.
Con el taxi llegamos a Girocaste. Visitamos su gran
fortaleza o castillo construido por los otomanos y utilizado hasta hace poco
como prisión. También sirvió a los nazis que ocuparon este país durante la
segunda guerra mundial y que fue liberado por los partisanos.
Ben, el chófer del taxi, nos recomienda visitar un fenómeno
de la naturaleza que aún no aparece en las guías turísticas: el manantial Siry
Kalter (Blue Eye). Se trata de una enorme gruta vertical o sifón del que emana
una gran cantidad de agua dulce. El sifón tiene unos 50 metros de profundidad y
el caudal del manantial es de 8 m3/s, es decir, 8000 litros de agua por
segundo!!! Este fenómeno hace que el centro del mismo, de unos 4 metros de
diámetro, adquiera un color azul intenso. De ahí el nombre: ojo azul. El río
que genera el manantial es de agua transparente y con muchos tonos turquesas y
verdes. Una maravilla.
Volvemos a Sarande. Una vueltita por el paseo marítimo que
termina con un gintonic (2,5€ cada uno) en una de las muchas terrazas que hay.
Es una ciudad turística con una bahía de varios kilómetros.
Estamos cansados y después de cenar algo de picoteo en el
barco nos vamos a dormir. Hoy será la última noche que hagamos Maite y yo en el
barco. Esto se está terminando.
MAITE
ALBANIA, un salto atrás en el tiempo, cuando vamos navegando
su costa nos ofrece un paisaje más árido que Montenegro, con escasa vegetación,
sin núcleos de población y lleno de búnkeres y túneles, reflejo de su historia.
Una vez en tierra sorprende el carácter de los albaneses,
todo lo contrario a su paisaje, son cercanos, amables, sonrientes……
En cada viaje encontramos un lugar que se convierte en
nuestro favorito, de este viaje por Albania me llevo el recuerdo de puerto
Palermo, sé que mi recuerdos me transportarán a él una y mil veces, a ese oasis,
naturaleza sin adornos.
Mañana salimos hacia Corfu, ahí terminará nuestro viaje,
empezamos a despedirnos de nuestros compañeros de viaje, de nuestra gambita.
CARLOS
Poco dejan para decir los comentarios de Marce y Josu sobre
los avatares del viaje, para mi ha sido una sorpresa el descubrimiento de
Montenegro y Albania.
Quizás de Albania a parte de lo ya reseñado, lo que más me
ha llamado la atención sea, la sonrisa amplia y limpia con que reciben los
Albaneses y su amabilidad por la que son incapaces de decir “no”, intentando
facilitarte las cosas en la medida que ellos pueden.
Del resto que decir….. ciudades medievales, paisajes
impresionantes etc, etc… acompañados de la sensación amarga de notar en todo lo
que haces, que sus sistemas políticos (anteriores) han conseguido trasportarles
50 años atrás del mundo actual.
Mención especial a dos sitios especiales,al menos para mí,
que entran con Galaxidis y Lepanto en lo que denomino sitios mágicos porque no
sé clasificarlos después de viajar 40 años, estos son Puerto Palermo y Budva.
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