domingo, 5 de julio de 2015

Fase-D - Día 6

Navegación sin viento, puro motor, la mayor dentro de su funda, le Génova enrollada. Ni un barco a la vista, se ve que no es una ruta comercial. Paramos para darnos un baño que aligere el calor. Aparecen unos delfines, pero tan esquivos que ni siquiera puedo hacerles una mísera foto. Ponemos la caña, pero sin ninguna convicción. Sin embargo el toldo de fondeo lo ponemos con ganas… no será muy marinero, pero calma el solazo.




La isla de Sromboli empieza a perfilarse entre la bruma con su típica forma de cono perfecto con su escudero, el Stromboliccio  al lado.

Preparamos para cenar una barbacoa, luego Juanjo, Fernando y yo nos iremos a dar un paseo por nuestra cuenta para subir hasta el límite permitido sin guía.

 


JUANJO

La noche ha transcurrido muy tranquila, transcurre entre sueño y sueño, debemos descansar si pensamos subir esta noche al volcán. Nos paramos a medio día antes de comer y nos damos un baño refrescante para soportar bien la hora del ángelus y comer fresquitos. 
Antes de llegar a Stromboli montamos el toldo lo que hace más confortable nuestras siestas…  como de costumbre llegamos puntuales a la Isla, son las tres y pico de la tarde, montamos el dingui y nos vamos al pueblo de inspección y ver como organizamos la tarde-noche.

 
 














Tengo muchas ganas de subir a la cima, el año asado mi tripulación pudo subir al mirador y yo me quedé en el barco cuidando de mi hija Irene, no pude subir por mi maltrecha rodilla y ahora creo que estoy preparado para hacerlo, no a la cima que es lo que mi corazón quiere, pero si al mirador que no es poco. Confío en que algún día podré subir a la cima, es un sueño por el que seguiré luchando mientras exista un ápice de verlo conseguido.


Al final hemos enrolado en la aventura también a Esther, subimos los cuatro a buen paso, contando historias, si podemos subir mientras hablamos quiere decir que estamos bastante en forma, jaja. Somos los únicos que ascendemos, toda la gente baja deslumbrándonos con sus flamantes leds, mientras subimos podemos oír como las piedras del volcán bajan a toda velocidad por el rodadero, es casi la única prueba que constatará que ascendemos por un volcán pues parece que hoy el volcán no tiene ganas de manifestarse en exceso. Recuerdo el año pasado que las explosiones se sucedían constantemente y de manera espectacular, ni digamos los ronquidos que se oían cuando se producían dichas explosiones. Sin embargo en esta ocasión una vez alcanzada la posición del mirador, jugamos con nuestros leds para trucar unas fotos e intentar dar envidia al resto de la tripulación que se ha quedado en el barco, aunque en una ocasión conseguimos captar un pequeño vahído del volcán.

 


  (Izquierda foto real) 



Pronto empezamos con la bajada que en mi caso siempre es lo más duro, en esta ocasión nos cruzamos con muchos cochecitos que se encargan de bajar a la gente que sale del restaurante que está en el camino de subida al volcán. 
Todos vamos pensando en lo mismo, es decir, en los gintonics que nos vamos a tomar en el magnífico restaurante de la plaza de la Iglesia. Dicho y hecho, nada más llegar a la plaza nos dirigimos al restaurante y nos sentamos en una mesita mirando al mar, nos trincamos los gintonics en un santiamén mientras disfrutamos de las vistas y del frescor de la noche, estamos muy sedientos, así pues, decidimos seguir con la gintonería en el barco por lo que le pedimos a la amable camarera una bolsa de hielo que nos da con mucho gusto. 

Una vez en el barco miro el reloj, son casi las dos de la madrugada, un último gintonic nos sirve para dormir hasta las cuatro que es cuando nos tenemos que levantar para levar anclas (nunca mejor dicho pues tenemos las dos a fondo) y salir pitando para ver las explosiones y cara del volcán por donde caen los restos de escupitajos del volcán. 

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