Antes de nada poner estas dos fotos de Reggio, que ayer se traspapelaron. Una es del Castillo Aragonés y la otra de una Iglesia cercana:
A las cuatro nos ponemos en marcha,
abandonamos la marina de Reggio y ponemos rumbo a TAORMINA, un buen viento de
popa nos propulsa a siete nudos sin motor ¡qué felicidad! Unos delfines nos
visitan fugazmente. Un penacho de humo corona el Etna. A las nueve estaremos en
destino, queda por determinar cómo y dónde fondearemos.
Finalmente optamos por echar nuestra ancla y
bajar a tierra en nuestro dingui con remos. José Luis y yo nos quedamos en el
barco, el resto se van a ver la ciudad, menos Juanjo que opta por irse a
caminar. Desde donde estamos se divisa la ciudad en su bello emplazamiento.
Para comer hago un arroz con el resto de los
calamares encebollados y una buena ensalada, que es lo que les apetecerá con el
calorón.
Juanjo:
Son las cuatro de la madrugada, el
despertador suena y suena, nadie lo apaga….finalmente deja de sonar y se
empiezan a oír ruidos de gente trasteando, nos vamos. Un café recién hecho y
unas tostadas de pan nos reconfortan mientras cortamos el estrecho dirección
Taormina. Apenas se ven barcos, tenemos suerte y el viento d aleta nos lleva a
casi siete nudos a nuestro destino.
Se divisa la cima del volcán Etna desde muy
lejos, de su cima siempre la señal inequívoca, una nubecita de color blanco que
se diluye en el cielo.
Desde el mar Taormina tiene una vista
distinta, se puede ver claramente la ubicación estratégica de Castell Mola
respecto al entorno mientras nosotros decidimos que hacer y cómo fondear.
Decidimos no utilizar las boyas y el servicio
de ser llevados a tierra por lo que fondeamos y remamos con el dingui hacia la
playa. Marcelino y José Luis se quedan en el barco los demás subimos a la
ciudad, yo lo hago andando.
La subida es espectacular, las vistas de las
distintas plantas y buganvillas con la
bahía y el Etna de fondo son sublimes. La caminata se hace muy llevadera entre
los olores de las flores y los cantos de los pájaros, en menos de una hora
estoy en la ciudad, esta vez la he visto con otros ojos y desde una perspectiva
distinta, he podido contemplar sus callejuelas adornadas, las tiendecitas por
doquier y las terrazas y restaurantes a cada cual más coqueto. Ha merecido la
pena entrar en Taormina caminando desde abajo. Entro en el parque municipal llamado
”Duca Di Cesaro” el lugar está muy cuidado, con unas bellas vistas, una pareja
se está haciendo las fotos para su boda, el lugar es idóneo para ello.
Sigo caminando hasta el centro donde me
encuentro con el resto de la tripulación, como siempre, en la mejor terraza,
jaja Nos tomamos todos juntos un café y después cada uno toma su camino, en mi
caso ir al supermercado, la carnicería, la panadería y bajar de nuevo al barco,
los demás visitarán el teatro griego.
Cuando llego al barco de nuevo lo primero un
bañito, una tapita de boquerones en vinagre y un vasito de vino, esto es vida.
La comida es copiosa y las copitas de la
sobremesa hacen que a todos nos entre la modorra pero lo primero es lo primero,
entre todos subimos el dingui, ponemos velas y navegamos hacia nuestro nuevo
destino.
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