Llegó
la hora de mi partida, anoche llegamos al puerto de Otranto después de un día
de navegación a bordos para recorrer las apenas 30 millas que separan S.M. de
Leuca de este lugar. Ahora después de un
desayuno al calor del sol naciente, hacemos las tareas pendientes y sobre las
diez habré de marchar de este “sanatorio-parque de atracciones” con ese
sentimiento siempre contradictorio ente pena y alegría. Pena porque mi estancia aquí se acaba y
alegría porque salgo curado. La compañía no ha podido ser mejor, Esther, José
Luis, Baranda, Fernando, Barry y nuestro capitán, gracias a todos por haberme
acogido y haber compartido estos días
tan agradables. HASTA PRONTO!!!!!
Marcelino
A
primer hora tomamos el autobús hacia Lecce, antes hemos repostado y limpiado el
barco.
Juanjo
se queda en la estación para tomar un tren y luego el avión que le llevará a
Valencia. El resto paseamos por la ciudad conocida como la “Florencia barroca
del sur” Toda ella es un monumento, pero especialmente una iglesia llamada de
la Santa Crocce, cuyo rosetón central parece una obra de bordado más que
escultura en piedra, es una pena que esté en reparación.
Comemos
en un restaurante “de verdad” carne preparada en la mesa a la piedra.
Volvemos
al barco para terminar los trabajos pendientes.
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