domingo, 13 de septiembre de 2015

EPÍLOGO

Cerrar una etapa siempre es difícil, tanto más si ha sido tan larga e intensa como la que ahora termina. 
Algunos datos:
          34 personas somos las que hemos convivido a lo largo de:
          108 días. Recorriendo:
          3.927 millas (hasta Saïdia) De llegar a Smir hubieran sido 4.088

Más de 9.000 visitas a nuestra página, son testimonio del interés con el que muchos siguen nuestras aventuras. Gracias a Josu por su permanente dedicación a su mantenimiento.

La cantidad de amaneceres, atardeceres, estrellas, bahías, islas, castillos, museos, templos, etc es incontable. A cada cual más bella, más evocadora. Todas se amontonan en el recuerdo, ahora habrá que volver a leer lo escrito, mirar las fotos, recordar los olores, la luz… y tantas percepciones que en su momento no fueron captadas en su totalidad.

Solo una sombra que al volver al puerto final de Saïdia se hace más grande, más intensa:
El fallecimiento de Vicente, que salió y llegó a Smir en varias ocasiones. Ese tripulante de los primeros, que con el tiempo se convirtió en un amigo y un entusiasta de nuestro modo de navegar, resultado de lo cual fue la aportación de numerosos y excepcionales marinos vascos; que al igual que yo, hemos sentido su pérdida. Pero no es eso solo, todos cuantos tuvieron la suerte de conocerle y gozar de su amistad, de su simpatía, de su cultura; le echaremos en falta cada vez que nos subamos al RAW PRAWN. Cuando hagamos las libaciones a los dioses por habernos permitido llegar con bien al puerto final, tendremos un recuerdo especial para Vicente.
Tengo la intención de convocar a todos los que alguna vez han participado de estos viajes y siguen en contacto, a una reunión en Toledo. Por un lado será para celebrar el noveno aniversario del inicio de los viajes y por otro, para brindar todos juntos por la memoria de nuestro amigo Vicente. Oportunamente os comunicaré las posibles fechas y plan para saber quiénes quieren y pueden venir y en función de ello reservar hotel y organizar actividades.

Volviendo al viaje de este año, debo decir que todo ha salido bien, aunque en el apartado averías hubiera algunas bastante significativas. Hemos podido recorrer lo que estaba previsto y salvo Eduardo que por motivos laborales no ha podido venir, el resto ha estado presente y al parecer, disfrutado de cuanto han vivido.
Me siento feliz de que tantas y cualificadas personas me honren con sus palabras y hechos, soy muy afortunado. Pido perdón si a alguien he molestado de algún modo, a veces ejercer la responsabilidad no es fácil, ni a gusto de todos.
Ya me empiezan a entrar ganas de volver a casa, el permanente estado de tensión por las averías, agota mi energía. Lo mismo que algunos conflictos personales, que inicialmente ajenos a mí, terminan por afectarme. También sé que pronto estaré repuesto y con ganas de empezar a preparar un nuevo viaje en el caso que los dioses, me concedan un año más de prórroga. No puedo quejarme, mi sueño de navegar se ha cumplido con largueza, pero… siempre queremos más. Aunque sea un poco más.

El barco deberá restañar sus heridas, sabiendo que siempre le surgirán nuevas, pero que igualmente serán curadas para que a todos nos siga amparando en sus entrañas.
Deseo a todos que la vuelta a su vida “normal” haya sido buena y que nada les impida participar en el viaje del año que viene, si ese es su deseo.
Un último agradecimiento a Manolo por acompañarme en los últimos días, su carácter amable, sus buenas ideas, su disposición permanente para lo que fuera; han sido para mí de gran ayuda, tanto en lo material como en lo espiritual. Como siempre, en los momentos difíciles del barco, he tenido a mi lado la persona idónea.


Esto escribió mi amigo Miche, estoy plenamente de acuerdo con él:

“Los cabos, como las cordilleras o los grandes ríos, dejan huella. Tras ellos, la travesía será otra para el viajero. En la vida también vamos doblando cabos. Los grandes cambios en nuestra peripecia personal muchas veces se presentan como la llegada a la cumbre de una colina o un cerro, y el comienzo del descenso hacia un nuevo valle en tierras ignotas. Si bien lo vemos, se parecen más a doblar un cabo. Al hacerlo, también se descubren nuevas tierras, pero no las vemos desde arriba, ni tenemos una vista general de lo que nos espera, sino que permanecemos en el mismo nivel.
 Lo que cambian al nivel del mar son las circunstancias, la temperatura, el viento, las olas y las corrientes. Ante ellas, aparejamos la embarcación de distinta manera. Pero la decisión fundamental de donde hacer tierra la tomaremos en las mismas condiciones que antes de doblar el cabo. Tendremos que decidir, invariablemente,  con lo que vemos desde el nivel en que estamos. Desde luego, la costa nos puede ofrecer acogedoras bahías invitándonos a desembarcar, pero será todo lo que tengamos. En la vida, como en el mar,  actuamos con visibilidad limitada.”

 
Me permito copiar párrafos que escribieron en el libro tres de los tripulantes de este año:

“El RAW PRAWN no es solo un barco con Alma, es un fenómeno social, un hospital, un colegio, un lugar de retiro, un rincón donde amar, una escuela de formación, un nido desde el que muchos han saltado dejando atrás prejuicios y miedos. Todos los que tenemos un poco de ese Alma tengamos consciencia de ello, somos privilegiados”

“En este trozo de papel, que va mucho más allá, convirtiéndose en un cofre de recuerdos donde echar la vista atrás; quiero aprovechar para dar las gracias a toda la familia del Raw Prawn también, y aquí reside lo maravilloso de esto, a los que no tuve el placer de conocer pues sea a través del cuaderno, blog o las historias de Marcelino, están también presentes.” 

“Nunca permitas que alguien corte tus alas, estreche tus horizontes y quite las estrellas de tu cielo. Nunca dejes que tus miedos sean mayores que tu voluntad de volar. El valor de esta vida, está en los sueños que luchamos por conquistar”
 

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